El antiguo Ayuntamiento de Chamartín de la Rosa cumple 85 años

Hoy alberga la Junta Municipal de Distrito y otras dependencias


Los tetuaneros viejos conocen al edificio de la Junta Municipal de Distrito, en Bravo Murillo, 357, como “el Ayuntamiento”, y en verdad lo fue, de Chamartín de la Rosa, cuando Tetuán pertenecía a ese municipio madrileño. Se construyó hace 85 años, aunque para entonces hacía décadas que el desarrollo de la barriada había obligado a los responsables municipales de aquella villa rural a trasladar sus dependencias a este lado de la Plaza de Castilla, donde residían e incluso tenían sus negocios, entre ellos el almacén de comestibles del alcalde y uno de los fundadores de Tetuán, Félix Ruiz. Desde 1888 el Ayuntamiento de Chamartín era una casa alquilada en el número 6 de la calle de Tetuán –hoy, Roble–, que contaba también con Juzgado y Casa de Socorro. Allí estuvieron hasta la construcción de la actual “Casa Consistorial” del municipio.

En la década de los 30 los núcleos originales de Tetuán y Cuatro Caminos formaban ya prácticamente un conjunto homogéneo, y se habían levantado importantes edificaciones, como los Titanic, el Cine Europa, el Colegio Jaime Vera, el cuartel de La Remonta o la iglesia de Nuestra Señora de las Victorias. En 1930 se convocó un concurso de solares para construir la nueva sede del Ayuntamiento. Se eligió, debido a sus dimensiones y situación, el actual de la calle de Bravo Murillo –entonces, O’Donnell–. El proyecto fue redactado por el arquitecto José María Plaja Tobía, “que poco después sería inhabilitado por su vinculación con la República”, explica José María Carrascal, vocal de Cultura de la Asociación Vecinal Cuatro Caminos-Tetuán. Una vez rehabilitado sería el autor de dos importantes edificios en Gran Vía, el número 80, y el de la Unión y el Fénix, en el 68.

El edificio tiene una planta rectangular y líneas neoclásicas, dispone de patio central y una fachada con un sólido zócalo en su base, simétricos vanos verticales y un gran balcón en la planta superior, coronado por un reloj y la inscripción de “Casa Consistorial”, junto al año de construcción. En el interior, un vestíbulo distribuidor sirve también de estancia a encuentros y celebraciones y da acceso a una escalera imperial que recibe la luz de la linterna y de tres ventanales con vidrieras. “Fue una obra representativa de la época, y da la inequívoca imagen de lo institucional”, añade Carrascal.

En la Guerra Civil el inmueble fue utilizado como checa, y a lo largo de los años sus dependencias han albergado al cuerpo de guardia de la policía urbana, un juzgado municipal, calabozos, casa de socorro y biblioteca, además de tener anexo un parque de bomberos y un cantón de limpieza.

Dos décadas de reformas

En los últimos 20 años ha sufrido innumerables remodelaciones, comenzando por la llevada a cabo en 1998 que, dirigida por el entonces gerente de Urbanismo, Luis Armada, cambiaría el uniforme color grisáceo de su fachada por un original tono rosa pastel que hoy continúa.

En el año 2007 se iniciaron las obras para su ampliación por la parte posterior, donde se construyó un nuevo edificio de tres plantas con entrada por la calle de Simancas, destinado a oficinas. Para ello hubo que derribar el antiguo parque de bomberos y el cantón de limpieza aledaños, pasando a ocupar el edificio la manzana completa. La posibilidad de que la ampliación continuase el estilo arquitectónico original se descartó por costosa y poco práctica, y se optó por una fachada acristalada con muro cortina y modulación que ofrece gran luminosidad al interior; las lamas que revisten las esquinas curvadas sirven de parasoles, al modo de Castellana 81. El nuevo edificio, que conecta con el antiguo a través de un patio ajardinado, alberga despachos para los grupos políticos y otros organismos distritales, y desde 2012 cuenta en su planta baja con una oficina de Lineamadrid.

Los trabajos, con un presupuesto de 6.352.385 euros, se ejecutaron en 19 meses. El nuevo inmueble abrió en 2009, aunque un año antes se había inaugurado en el edificio principal la Sala Juana Francés, a la que poco después se unió la Pablo Serrano, dedicadas ambas a exposiciones y conferencias. La iniciativa fue una propuesta del Consejo Territorial, que quiso rendir homenaje a este matrimonio de notables artistas, pintora y escultor, que a mediados del siglo pasado tuvieron sus estudios y viviendas cerca del edificio.

Además de lo cultural y de la atención al ciudadano, el edificio alberga –en sus accesos laterales– la Sala de Lectura Luis García Berlanga y el Centro Municipal de Salud Comunitaria (CMSc), donde antiguamente estuvo la Casa de Socorro, con entrada por Aguileñas.

Asimismo, en su suntuoso salón de actos se celebran cada mes los Plenos de Distrito, en el mismo espacio donde antaño se realizaban juicios. Un salón con una curiosidad cinematográfica: parte de su solemnidad procede del decorado de madera que se fabricó para grabar en 2006 la secuencia de un juicio para la película Gal, y que hoy se mantiene. “Hablé con la concejala, y lo pusimos bonito, porque se construyó con madera buena. La escena duró un día y la idea era que tras la grabación se quedara ahí, y ahí sigue. Al Ayuntamiento no le costó nada”, recuerda Américo Piñeiro, que fue director de reparto en aquella cinta. Un trabajo que engalana aún más uno de los edificios emblemáticos y con más historia de Tetuán, al que con total seguridad hayan tenido que acudir alguna vez, voluntaria u obligatoriamente, la mayoría de los vecinos del distrito.

 



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