En esta novela, Strout utiliza a su personaje favorito, Lucy Barton, que vive en una pequeña localidad del Estado de Maine, al noroeste de Estados Unidos, y a la red de amigos y familiares que la rodean, algunos procedentes de otros libros suyos. El personaje central es su amigo Bob y, a partir de él, va presentando personajes paulatinamente, junto con sus historias, profundizando en las líneas maestras de sus vidas y su psicología. La autora mantiene así con el lector un diálogo parecido a las conversaciones inteligentes que tenemos en ocasiones sobre nuestros amigos. Esta mujer explora en profundidad los rincones del ser humano, de manera muy amena, con facilidad y una engañosa sencillez aparente.
En realidad, este libro es una colección de cotilleos, pero ¡qué calidad tienen esas habladurías y qué bien contadas están! De ahí su título, Cuéntamelo todo, porque se basa en elevar el chisme a la categoría literaria, descrito con profundidad psicológica, con elegancia y compasión, que se sintetiza en esa expresión tan socorrida: “Ay, Fulanito”, “Ay Menganito”. El estilo es sencillo y profundo a la vez, tiene ritmo y la autora explota un truco que domina: describir lo externo, lo visible y dejar la interpretación de lo dicho y lo que pasa en el interior de los personajes para que el lector se lo imagine.
Los protagonistas son frágiles, vulnerables, con carencias emocionales y están presentados con ternura y empatía. Llama la atención la precisión matizada con la que se describen sentimientos y situaciones. Los diálogos son naturales y creíbles, las descripciones del paisaje, breves y muy buenas. Mención aparte merece la planificación del texto. Al principio, se presentan los personajes y el entorno. A continuación, se plantea un thriller que acompaña a la trama principal: ha desaparecido una mujer y el protagonista, Bob, defiende al principal sospechoso. Se van planteando conflictos, se crean expectativas y en las últimas 50 páginas se resuelve todo.
Una novela encantadora, para todos los públicos, triste, tierna y sensible. Un texto que tiene magia y propone una verdadera montaña rusa de emociones. Una historia que contiene otras historias, como miniaturas engastadas, estructurada en capítulos muy cortos que se leen cómodamente. Una obra magnífica que se puede resumir en una cita: “La gente sufre. Vive, tiene esperanza, incluso amor y, aun así, sufre. Todo el mundo. Los que creen que no sufren se mienten a sí mismos”.
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