“La acción creadora es la mejor forma de rebeldía”

Cristina González Narea, cantante, compositora y vecina de Tetuán

Junto al lavabo del cuarto de baño de su casa descansan las fundas de dos guitarras. Por eso, y por los cuadros que cuelgan de las paredes, algunos hechos por ella, por la luz y el color de la sala de estar y porque sirve a sus invitados té con flores con distintos tipos de azúcar, se nota que ahí vive una artista.
En un ático en la calle de los Voluntarios Catalanes pasa los días Cristina González Narea, una chilena criada en Madrid (hija de Myriam Schreblery, una conocida cantante de boleros) que ha acompañado en sus conciertos, con su voz y como segunda guitarra, a Joaquín Sabina, Miguel Ríos, Nacha Pop o Luis Eduardo Aute, con quien ahora se va de gira por Latinoamérica.

Está en plena promoción de su tercer disco en solitario, “Huesos de mar”. Por eso, en Casa Morán le han puesto falta: “Hace días que no te vemos”, se quejan. Los dueños han mandado enmarcar una entrevista de El País, en la que cita este bar del barrio como uno de sus preferidos. Ahora van a tener doble trabajo.

T30d: ¿Cómo aterrizó en Tetuán?
C.G.N.:
Pues nunca mejor dicho, porque tuve que salir pitando de mi anterior casa, en Ciudad Jardín, donde viví muchos años y crié a mi hija. Siendo músico, necesitaba un alquiler económico, para el que no me pidieran nóminas y todo ese papeleo, y tuve la suerte de que un amigo me ofreció su ático.

T30d: Lleva ya siete años en el barrio. ¿Qué la seduce de él? 
C.G.N.:
Venir a Tetuán fue raro para mí al principio. Pero enseguida empecé a encontrar todo el encanto del ambiente de barrio: el pequeño comercio, esa parte multirracial, su humildad, que se nota en la calle y hablando con los tenderos… 

T30d: ¿Saben sus vecinos que es una roquera?  
C.G.N.:
Durante un tiempo me paraban para decirme: “Oye, vaya carácter tienes, ¿no?”. Estuve de coach (instructora) en el programa “Factor X” y entonces descubrí el poder de la televisión. Ahora que he presentado mi tercer disco me hubiera gustado invitarlos a todos; pero bueno, no ha sido posible.

T30d: El 4 de septiembre presentó “Huesos de mar” en la sala Galileo. ¿Dónde podremos escucharla?
C.G.N.:
De momento no tenemos actuaciones en Madrid, aunque yo estoy deseando hacer algo en el barrio; no sé si en las fiestas, en algún centro cultural o al aire libre, pero me encantaría. En enero y febrero estaremos fuera de España, porque es un disco hecho entre España y Chile, donde nací.

T30d: ¿Qué encontrará el público en este nuevo disco?
C.G.N.:
A diferencia de mis álbumes anteriores, “Agua” y “Al otro lado”, “Huesos de mar” es un disco de regreso a mis raíces; una fusión del folclore latinoamericano, de sus sonidos y sus ritmos, con la canción de autor que yo hago, manteniendo mi forma de componer, la armonía jazzera y la actitud roquera. He pretendido llevar rítmicamente ese blues (como en el “Blues del viento”, uno de los temas) a una chacarera, una cueca o un carnavalito, géneros sudamericanos. Reconozco que mis otros dos discos, los cuales compuse y grabé aquí, han sido un estupendo camino de aprendizaje para llegar a éste, en el que hay una propuesta con un sello, con personalidad propia. Ha quedado muy mágico, por eso invito a escucharlo.

T30d: En este trabajo hay colaboraciones de músicos chilenos y españoles. ¿Algún nombre que suene?
C.G.N.:
He tenido la suerte de contar con grandes músicos de los dos lados: la gente con la que he tocado siempre aquí, que aporta la parte más eléctrica al disco, como José Antonio Romero, Basilio Martí…, y de Chile, como Claudio Araya, maestro del charango, o Raúl Aliaga, percusionista de Congreso, un grupo muy conocido en Latinoamérica. Pero ninguno “famoso”, si es a lo que te refieres. Yo navego habitualmente en el lado alternativo, bien porque no hago música comercial o porque no estoy en las radio fórmulas.


T30d: ¿Cómo ha sido autoproducir? ¿Era la primera vez?
C.G.N.:
Todos mis discos han sido autogestionados por “Al otro lado music”, mi marca, pero “Huesos de mar” también lo he producido musicalmente. Tienes que encargarte absolutamente de todo: por supuesto de la composición; la organización, la elección –de con quién y cómo–... Aunque yo sigo defendiendo la figura del productor musical. Es como el tercer ojo: alguien que opine con el mismo amor con que tú has hecho tu trabajo, pero con una visión crítica. En este caso yo lo tenía claro: era algo arriesgado que no quería discutir con nadie. No le haría ascos a que una productora quisiera promocionarme el disco, pero si espero a que eso ocurra me moriría de pena en el sofá de mi casa, y tengo un material que debo mostrar y compartir. Es una postura ante la vida, de autonomía, de movimiento, una actitud roquera. La acción creadora es la mejor forma de rebeldía: intervenir, hacer ruido, pero con una propuesta.

Desde que Cristina González Narea sirviera copas en el bar del grupo Los Toreros Muertos y formara el dúo Peccata Minuta ha pasado mucho tiempo. Pero ahora, que hace collages y escribe poesía, sigue tocando en garitos y subiéndose a la furgoneta. “Eso no es mentira, sigue ocurriendo. Pero no el rollo alternativo de moda, ahora llamado indie, donde sí hay presupuesto”. Es una “indígena roquera”.

Cristina Sánchez


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