La transformación de un distrito, en 200 portadas

“Tetuán 30 días” cumple 200 números

Una mañana de junio de 1994, “Tetuán 30 días” veía por primera vez la luz en el distrito. Bajaba a sus calles, se ensimismaba en sus barrios con la intención de informar a sus vecinos de todo aquello que ocurría frente a sus casas, en las estrechas vías por las que pasea­ban o en los comercios donde acudían a hacer la compra. La portada de aquel número 1 iba dedicaba al “Ayer y hoy de las fiestas del distrito”, y contenía un secreto que hoy, más de 18 años después, no podemos silenciar por más tiempo: ninguna de las fotos de aquel reportaje –salvo la de la procesión de la patrona– pertenecían a los citados festejos, sino a un pasacalles navideño que cada año desfilaba por Francos Rodríguez. Había que hacer lo que se pudiera con los mimbres de que disponíamos.


Aquel experimento comenzó como una cooperativa de trabajadores en la que cabían desde funcionarios con aspiraciones literarias hasta colaboradores de “Mundo Obrero” y de la COPE –como para que nos sigan poniendo etiquetas ideológicas–, pasando por nuestro añorado Olloqui y por una mujer de 60 años que un día nos vino a pedir trabajo porque necesitaba el dinero para ir al podólogo. Verídico.

Además de las fiestas, aquella primera portada fue una síntesis impremeditada de algunos de los temas fundamentales durante estos años. No obstante, si tuviéramos que destacar algo, sería la entrevista con un personaje curioso –nuestros favoritos–, Julio Flores, rastrillero de segunda generación y tetuanero hasta la médula –“llevo este barrio como blasón y bandera”, se jactaba, ahí es nada–, que se lamentaba porque ya el Rastrillo carecía de esa ilusión por encontrar trastos viejos que aprovechar: “Hoy esto es ya como El Corte Inglés”, remataba.


TESTIGOS DEL CAMBIO

¿Y qué ha ocurrido en todos estos años? Pues nada menos que la transformación de todo un distrito. Por las páginas de esta gacetilla ha desfilado el fin del scalextric de Cuatro Caminos, la construcción de las Torres Kío y del pirulí de Calatrava que hoy corona la Plaza de Castilla; la remodelación de Sor Ángela de la Cruz y el traslado del Rastrillo; el túnel bajo Marqués de Viana y la apertura de la Plaza del Canal; en estas páginas se han podido leer el incendio del Windsor, el derribo de toda una barriada como es La Ventilla y su levantamiento; los botellones en la avenida del Brasil y las prostitutas en Capitán Haya; las asambleas en la Plaza “de las palomas” y la procesión de Nuestra Señora de las Victorias; la culminación de un parque como el Rodríguez Sahagún y la inseguridad en AZCA y el “pequeño Santo Domingo”; las 1.000 reformas de la Junta Municipal y la nueva Casa de Baños de Alvarado; las injusticias del PERI de Tiziano-Dulcinea y las infinitas carcajadas en el Día del Niño…

¿Y a partir de ahora? Particularmente, nos gustaría que el fin de las obras del paseo de la Dirección fuese nuestra portada en un futuro próximo. Aunque, en cualquier caso, esperamos estar con ustedes, al menos otros 200 números más.


Gracias a todos por acompañarnos y aguantarnos.

Oshidori


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