EL REVERSO: Romance de la Pantoja

Malhaya el caso Malaya/ que empitonó a la Pantoja/ y nuestra viuda de España/ casi termina en chirona.

La tonadillera Isabel Pantoja ha sido condenada a pagar una multa de 1.147.000 euros por blanqueo de capitales en un proceso donde también ha sido condenado el que fue su compañero sentimental, el ex alcalde Juliá Muñoz, y la anterior esposa de éste. Oshidori repasa en este romance la trayectoria y la mediática sentencia a la Pantoja, que parece que no obstante se librara de la cárcel.

 

Malhaya el caso Malaya,

que empitonó a la Pantoja

y nuestra viuda de España

casi termina en chirona.

 

Ni aquel Romero de Torres,

ni León, Quintero y Quiroga,

uno pintando morenas

y los otros con las coplas

pensaran una mujer

con tan triste trayectoria,

que ni aun La Bien Pagá,

La Lirio o La Zarzamora

pudieran a esta Isabel

en penas hacerle sombra.

 

Como Rodrigo, en Triana

vino un día al mundo esta moza,

tonadillera precoz

que pronto se hizo famosa

y que habría de casarse

en prototípica boda

con aquel diestro Paquirri

que se fue a morir en Córdoba

por no tener un quirófano

situado a portagayola.

Sola y embarazada

se quedaba la Pantoja

y como viuda de España

la invistió la prensa rosa.

Desde entonces, noche y día

a las puertas de Cantora

decenas de paparazzis

a la coplera joroban

y la pinchan y la graban

hasta que al fin la encabronan.

 

Con el alivio del luto

llegaría el millón de copias

del Marinero de Luces

con el que nuestra folclórica

nos mostró a su Paquirrín

dándole réplica boba.

Pero el triunfo no enjuga

la soledad de su alcoba,

y un día llegó Julián,

un alcalde de farfolla,

y cayó a sus pies rendida

tras un par de cucamonas,

un chaletito en La Pera,

chanchullos y trapisondas

que Isabelita guardaba

bajo la bata de cola,

hasta que anteayer, el juez

puso fin a aquella historia

de la coplera, la ex

y del alcalde carota.

A la salida del juicio,

el vulgo, montando en cólera

–ese que antes le aplaudía–

por poco nos la desmoña,

y ahora más de un millón

pagará por blanqueadora.

 

Mas, ay, a la cárcel que vaya…

Rita la Cantaora.

 

Oshidori

 


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