Malhaya el caso Malaya/ que empitonó a la Pantoja/ y nuestra viuda de España/ casi termina en chirona.
EL REVERSO: Romance de la Pantoja
Tetuán 30 Días, 1 de mayo de 2013
La tonadillera Isabel Pantoja ha sido condenada a pagar una multa de 1.147.000 euros por blanqueo de capitales en un proceso donde también ha sido condenado el que fue su compañero sentimental, el ex alcalde Juliá Muñoz, y la anterior esposa de éste. Oshidori repasa en este romance la trayectoria y la mediática sentencia a la Pantoja, que parece que no obstante se librara de la cárcel.
Malhaya el caso Malaya,
que empitonó a la Pantoja
y nuestra viuda de España
casi termina en chirona.
Ni aquel Romero de Torres,
ni León, Quintero y Quiroga,
uno pintando morenas
y los otros con las coplas
pensaran una mujer
con tan triste trayectoria,
que ni aun La Bien Pagá,
La Lirio o La Zarzamora
pudieran a esta Isabel
en penas hacerle sombra.
Como Rodrigo, en Triana
vino un día al mundo esta moza,
tonadillera precoz
que pronto se hizo famosa
y que habría de casarse
en prototípica boda
con aquel diestro Paquirri
que se fue a morir en Córdoba
por no tener un quirófano
situado a portagayola.
Sola y embarazada
se quedaba la Pantoja
y como viuda de España
la invistió la prensa rosa.
Desde entonces, noche y día
a las puertas de Cantora
decenas de paparazzis
a la coplera joroban
y la pinchan y la graban
hasta que al fin la encabronan.
Con el alivio del luto
llegaría el millón de copias
del Marinero de Luces
con el que nuestra folclórica
nos mostró a su Paquirrín
dándole réplica boba.
Pero el triunfo no enjuga
la soledad de su alcoba,
y un día llegó Julián,
un alcalde de farfolla,
y cayó a sus pies rendida
tras un par de cucamonas,
un chaletito en La Pera,
chanchullos y trapisondas
que Isabelita guardaba
bajo la bata de cola,
hasta que anteayer, el juez
puso fin a aquella historia
de la coplera, la ex
y del alcalde carota.
A la salida del juicio,
el vulgo, montando en cólera
–ese que antes le aplaudía–
por poco nos la desmoña,
y ahora más de un millón
pagará por blanqueadora.
Mas, ay, a la cárcel que vaya…
Rita la Cantaora.
Oshidori
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