Desde hace unos meses el auge de las cocinas fantasma se ha expandido por distintas zonas de la ciudad y en Tetuán se han detectado, al menos, seis de ellas. La primera comenzó su actividad en la calle de José Calvo, 10 y representa la más grande del distrito, con 21 cocinas en su interior. A partir de aquí, este fenómeno, conocido también como dark kitchens, se ha extendido y se han puesto en marcha otras instalaciones en Algodonales, 19; Araucaria, 19; Sorgo, 17 y 53; y en la Glorieta de Miguel Rubiales, 1.
Ahora, los vecinos cansados de las molestias ocasionadas, se han organizado en torno a una plataforma con el fin de visibilizar los problemas derivados de la convivencia de este tipo de industria con un entorno residencial. Por este motivo, esta semana se han reunido con la concejal-presidenta del distrito, Blanca Pinedo, a la que le han transmitido su rechazo ante la situación surgida en Tetuán. El grupo, conocido como la Plataforma de Afectados por las Cocinas Industriales Fantasma de la calle José Calvo, representa esencialmente a los vecinos del barrio de Berruguete, como consecuencia de su proximidad a la cocina que lleva su nombre. No obstante, en su reunión con Pinedo también han expresado de forma global los problemas ocasionados por el resto de instalaciones, gracias a la asistencia durante la cita de la Asociación Vecinal Cuatro Caminos-Tetuán.
Entre las principales reclamaciones vecinales sobresalen dos peticiones. En primer lugar, solicitan que se paralice “la concesión de nuevas licencias mientras acaban de elaborar una normativa específica para este negocio”. Y, asimismo, también reclaman que se trasladen dichas instalaciones “a un lugar no residencial”. A lo largo de la entrevista, calificada por la plataforma como “larga” y “cordial”, los afectados han entregado una carta en la que exponen cuatro de los problemas más importantes: ruidos, olores, emisiones e insalubridad.
En este sentido, entre sus quejas destacan el gran número de motos que ocupan la calle, los ruidos en los momentos de carga y descarga de los vehículos que se realizan con el motor encendido, así como el sistema de extracción de humos, que produce molestias durante todo el día. Además, también detallan el permanente olor a comida que les obliga a tener cerradas las ventanas y les impide tender la ropa en el exterior.
Organización vecinal
Respecto a las emisiones, en el escrito explican que la chimenea que se encuentra en el patio interior de la calle José Calvo, “emite gran cantidad de humo procedente de la combustión de carbón, evaporación de aceites (…) y, debido al enorme aumento de tráfico en la calle, tanto de camiones como de motos, el volumen de emisiones de motores ha aumentado exponencialmente”. Por último, en relación a la insalubridad, como otro de los puntos mencionados, señalan que algunos de los contenedores de basura son colocados “fuera de las zonas habilitadas e incluso invadiendo nuestras aceras y portales”.
Por su parte, según indican, Pinedo se ha mostrado comprensiva y se ha comprometido a que en las inspecciones periódicas programadas se priorice la cocina de José Calvo para, a partir de ahí, “estudiar la situación provocada”. De igual forma, también visitará el lugar en un momento de flujo de negocio y se incrementará la vigilancia sobre la ocupación de la vía pública, informan desde la organización.
Desde la página de Facebook creada para dar difusión a su actividad, la plataforma vecinal explica que su nacimiento surge con la necesidad de denunciar las actividades de estas cocinas industriales y los problemas que “implica su presencia en una zona residencial de edificios de viviendas como es el entorno de la calle José Calvo”. En esta línea, también detalla que su instalación no se ha realizado “conforme a los usos urbanos de esta zona”, por lo que solicita que sea “emplazada en un lugar más adecuado” al mismo tiempo que muestra su malestar al no entender que “la legislación permita la ubicación de una nave industrial que genera inquietud, molestias y peligro entre viviendas habitadas”.
Foto: Aurelio Arias
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