“Nos quedamos”, el grito de los vecinos de Salvia,1 ante la amenaza de desahucio

La sociedad Elix Rental ha adquirido el edificio y ya ha avisado que no les hará nuevos contratos


“Nos quieren dejar en la calle”, advierte Pilar, una de las vecinas del edificio situado en la calle de Salvia, 1, que en breve podría tener que abandonar su casa tras pasar toda su vida en ella. El bloque era recientemente adquirido por la socimi Elix Rental Housing, que también ha comprado otros dos edificios en Madrid –en las calles de Tribulete, 7, y de Boldano, 5– y que, según el Sindicato de Inquilinas de Madrid, “pretende echar a todos los vecinos para renovar los edificios y subir los alquileres desorbitadamente”.

A esta vecina, de 55 años y que vive con su madre, de 86, les llegó –como al resto de inquilinos del inmueble– el temido burofax que notificaba que el edificio es ahora propiedad de la socimi, y donde se advertía de que “hay contratos que ya están finalizados o a punto de finalizar”. En la actualidad hay 14 vecinos en el inmueble, y una tienda ecológica en el bajo. “Antes éramos unos 20”, explica, “algunos llevan viviendo aquí entre 15 y 20 años, y luego está mi madre, que lleva 60”, añade.

El pasado jueves los vecinos tuvieron una reunión con los nuevos propietarios “para saber qué pasa con los contratos”. Y, según explica Pilar, “su intención es no hacer nuevos contratos y ofrecernos calderilla, y una negociación individual con cada vecino. Por nuestra parte, les dejamos claro que Salvia ni se vende ni se rinde: queremos contratos nuevos y con las mismas condiciones, y una negociación colectiva, o de lo contrario, lucharemos”.

El caso de Salvia, 1 es especialmente rocambolesco, pero no menos dañino para los afectados. Según explica Pilar, en 2020 falleció la casera del bloque, dejándolo en herencia a la orden hospitalaria de San Juan de Dios. Los inquilinos pensaron que los curas mantendrían la propiedad, “pero nos vendieron a un fondo buitre, y estos a otros, que ahora nos venden a Elix, los cuartos, en menos de cuatro años”, añade.

Desde que recibieron el burofax de no renovación del contrato, los vecinos han acudido a varias concentraciones de protesta “para exigir una negociación colectiva” y se han organizado en torno a una campaña con un nombre muy revelador: #NosQuedamos.

“Sabemos que es una lucha contra Goliat, que nos quieren echar solo para enriquecerse, subir los alquileres a dos mil euros y acabar así con la vida de los barrios. Pero nuestra idea está clara: resistir. En nuestro bloque nos quedaremos hasta el final, y no firmaremos nada que nos cierre la boca para ganar unos meses más. Queremos que se reconozca que esta es nuestra vivienda, aunque no sea nuestra casa, porque la han comprado”, concluye.


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