“La mujer es una prenda de seda a la que hay que mimar y cuidar”

Amina El-Mejnaoui fundó la Asociación por la Igualdad y Apoyo a la Mujer Árabe, ahora en La Ventilla

El 15 de septiembre comienza un nuevo curso para las 20 mujeres y los 34 niños que forman parte de la Asociación por la Igualdad y Apoyo a la Mujer Árabe. Ellas acudirán todas las mañanas a sus clases de alfabetización y de español, mientras que los pequeños, de 6 a 13 años, recibirán apoyo escolar de lunes a jueves, y cultura árabe los sábados por la mañana.
Como asociación con un proyecto de carácter social, del distrito de Tetuán han recibido este año una subvención de 2.190 euros. Además, la Comunidad de Madrid ha aprobado su proyecto de acogida, por el que esperan recibir unos 12.000 euros.
Este grupo de mujeres y niños de origen árabe lleva desde enero de 2010 reuniéndose en el centro social comunitario Josefa Amar (General Aranda, 30), donde disponen de dos salas para las clases y un despacho de asesoría jurídica para la recepción de nuevos casos, con un abogado dos veces por semana.
Ahora las cosas marchan bien: hay una filóloga árabe contratada a media jornada y cuatro voluntarios, un lugar espacioso para el estudio y los maridos de las alumnas se preocupan porque sus esposas aprendan. Pero los orígenes no fueron tan fáciles.


EDUCACIÓN PARA EL ESPÍRITU Y LA LIBERACIÓN

Amina El-Mejnaoui, nacida en Casablanca, separada con una hija y residente en España desde hace 21 años, estudió Filología Árabe, y empezó a trabajar como intérprete acompañando a mujeres magrebíes en los Juzgados de la Plaza de Castilla. Allí se encontraba con que la mayoría de ellas eran analfabetas en su propia lengua y que, aunque ya tenían DNI español (se necesitan 10 años para conseguirlo), ninguna lo hablaba. “Mujeres casadas muy jóvenes, con familia numerosa y cuyo único cometido era servir a su marido”, puntualiza, algunas en proceso de separación o víctimas de malos tratos.
Amina comenzó a estudiar Mediación Cultural al tiempo que colaboraba como voluntaria en Cruz Roja y Vomade-Vincit, una asociación dominicana del distrito. Entonces, reclutó a varias de sus mujeres del juzgado y empezó a enseñarles español en el local de Vomade. De cinco alumnas pasaron a ser 12 y después 20, y como no había sitio para tanta gente más de un día tuvieron que dar clase en la cocina. Esto fue entre 2007 y 2009.
En el aula, Amina detectaba problemas como la imposibilidad de tratar el tema de la violencia de género o el machismo −“todas guardaban silencio, como si ninguna tuviera opinión; y si hablaban, repetían lo que decían sus maridos”−. Sus alumnas no aceptaban que un médico varón las examinara. Como madres, no acudían a las reuniones con los profesores y sus hijos se avergonzaban de ellas porque hablaban “fatal”. “Algún marido me dijo que aceptaba que su mujer aprendiera castellano, pero no que en clase se hablara de tonterías”.
Al hilo de las clases, Amina proponía la realización de talleres sobre integración, diferencias entre cultura y religión, prevención de la violencia de género, derechos y deberes, relajación… a los que las alumnas no acudían. Ahora, en cambio, son ellas las que los solicitan.
La profesora les enseña también matemáticas: “Comparten las ofertas que hay en el supermercado: ya saben leer y contar. Una de ellas, incluso, tiene su sueldo y está dada de alta. Su marido confía en su capacidad para llevar la tienda”.
Para Amina, que es firme en su posición, “la mujer es más responsable, coherente, sensata, generosa y sensible que el hombre, una prenda de seda a la que hay que mimar y cuidar”.
Sus alumnas eran mujeres aisladas que no salían de casa. “Ahora están motivadas, tienen tareas aparte de las domésticas, hablan el español de maravilla y quedan por las tardes para tomar el té”.
Cristina Sánchez

  Votar:  
Resultado:0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos0 puntos
  0 votos