La fatiga de los materiales causó el derrumbe del edificio en Bravo Murillo

Finalizado el realojo provisional de los afectados

La tragedia volvió a sobrevolar el distrito en la tarde del pasado 18 de agosto, cuando se derrumbó parte de la fachada del inmueble de la calle de Amalia, 1, esquina con Bravo Murillo. Poco antes los bomberos habían desalojado el edificio, que había comenzado a agrietarse severamente ese mismo día.


Según el informe técnico publicado días después por el Ayuntamiento, la fatiga de los materiales estaba detrás de la causa del desplome, y no la retirada de un machón, como se creyó en un principio. No obstante, el texto matiza que esta retirada –llevada a cabo en una reforma en 1958– “pudo reducir la vida útil del machón restante y, por ende, del edificio”. La finca había pasado la Inspección Técnica de Edificios.


Aunque el suceso no dejaba daños personales, el susto y el drama se cernían sobre las 17 familias que residían en la finca, todas ellas alquiladas, que veían cómo en pocos minutos su vivienda se venía al suelo con todas sus pertenencias dentro. La aseguradora del edificio –Generali Seguros– no cubría los gastos del colapso, por lo que la propiedad del edificio llegó a un acuerdo con la mayoría de los inquilinos para devolverles la fianza y alojarles en hoteles hasta el pasado 31 de agosto, siempre que renunciaran a reclamar al seguro.

Atención a las familias afectadas

Paralelamente, los Servicios Sociales de la Junta Municipal comenzaron a analizar las necesidades de las familias caso por caso “para buscar la solución más adecuada a sus posibilidades”, según explicó la concejala de Equidad, Derechos Sociales y Empleo, Marta Higueras, quien aseguró que “nadie se va a quedar en la calle”.
Así, algunos de los vecinos afectados han sido acogidos en casas de familiares y conocidos, otros han encontrado in extremis un alquiler y algunos han visto expirar el plazo fijado sin haber encontrado un lugar donde alojarse, según publicaba ABC.


En cuanto al edificio, durante estas semanas se han llevado a cabo labores de demolición parcial y se ha comenzado a asegurar el edificio con un cerramiento exterior o la instalación de una protección vertical de la cubierta. Según los técnicos municipales, las viviendas de la letra C del inmueble podrán ser habitables una vez acabe la obra, si bien tanto el resto de viviendas como el local de la planta baja no podrán ser recuperados.


Quince días antes de este derrumbe corrió idéntico destino un inmueble en Carabanchel, lo que ha llevado al Ayuntamiento de Madrid a abordar “un plan de regeneración de zonas vulnerables, en el que se identificarán aquellos edificios que pudieran necesitar una inspección en profundidad, para analizar posibles riesgos”. Una medida que sería bienvenida en un distrito como Tetuán, donde abundan los inmuebles antiguos y mal conservados.

Tetuán 30 días


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