Solidaridad entre fogones

Chema de Isidro, cocinero, presidente y socio fundador de Gastronomía Solidaria ONG


El cocinero Chema de Isidro realizó su formación en la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid. Lleva años colaborando con la ONG Cesal, pero fue hace dos cuando decidió crear su propia ONG, junto a un grupo de profesionales del sector. Así nació Gastronomía Solidaria ONG, más conocida como La Raspa, que abrió su sede en la calle de Cenicientos, 8, en Tetuán, donde forma a jóvenes excluidos de entre 18 y 25 años, pero como indica el propio Chema, “las puertas están abiertas para todos”.

La idea surgió a través de una propuesta del CEPI de Tetuán “Nuestra Señora del Carmen” para trabajar con jóvenes del barrio: “Empezamos con personas de bandas latinas y me gustó”. Además, la asistencia al curso fue del 100% y eso motivó a la escuela a continuar. De esta primera promoción fueron contratados el 50% de los alumnos y eso impulsó a desarrollar más cursos.

La duración de estos cursos es de tres meses, se imparten de lunes a viernes, de 9:00 de la mañana hasta las 14:00 de la tarde, y una vez a la semana los alumnos participan en una clase de habilidades sociales junto a una psicóloga, para reforzar el trabajo en equipo y el respeto. A su finalización, tienen otros dos meses de prácticas y la mayoría acaba trabajando en empresas y restaurantes o regulando su situación en cuanto a los permisos de estancia y trabajo: “Para mí estos jóvenes son héroes, por la vida que han vivido y por haber salido de ahí”, afirma Chema de Isidro.

Inserción superior al 80%

La escuela tiene varios objetivos, como ayudarles a conseguir trabajo, papeles o servirles de puente para que puedan formar parte de otros proyectos a los que antes no podían acceder: “Muchos de los jóvenes que han participado en La Raspa ahora lo hacen en programas de formación de otras ONG”. La Raspa, imagen de Gastronomía Solidaria ONG, simboliza el desecho, todo lo que no quiere la gente y acaba tirando, pero el cocinero afirma que “una raspa bien cocinada es un manjar”, haciendo referencia a los datos de la asociación, que muestran una inserción laboral superior al 80%.

La ONG crece gracias a la autofinanciación, ya que no recibe ayudas exteriores, es más, no las quieren, puesto que “cuando una ONG recibe ayudas para crear proyectos se ve obligada a realizar cursos para determinados grupos, y a nosotros no nos compra nadie y así podemos trabajar como decidamos, sin medidas”. De hecho, hace unos meses organizaron una gala en el Cine Palafox, donde participaron varios ‘Estrella Michelin’, como Mario Sandoval, Ricardo Sanz de Kabuki y Antonio Morales. En esta gala se proyectó un documental sobre La Raspa, una película y finalmente hubo un cóctel con comida elaborada por estos cocineros. Todo el dinero recaudado fue a la asociación para poder continuar impartiendo cursos.

Convenios de colaboración

Con el fin de reinsertar a estos jóvenes, La Raspa tiene firmados convenios de colaboración con otras ONG y diferentes empresas de hostelería, que ha posibilitado que “varios ex alumnos estén ahora trabajando para Estrellas Michelin”. Desde la primera promoción recibieron múltiples ofertas de trabajo, porque “en la hostelería nadie te dice que no” y en la actualidad alrededor de 50 restaurantes tienen en su plantilla a ex alumnos de La Raspa.

En cuanto a los próximos cursos, en febrero de este año Chema espera comenzar con la siguiente promoción, al tiempo que hace un llamamiento a la colaboración, para lograr que La Raspa se convierta en un movimiento de la gastronomía y se expanda por todo el país. Incluso en un futuro sueña con la posibilidad de montar un hotel, en el que jóvenes excluidos participen y aprendan distintas formaciones. Es la solidaridad en estado puro, servida ente fogones.


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