Fundación Balia: 20 años abriendo puertas a los “niños de la llave”

La oenegé tiene su sede central en Tetuán, en la calle de Fereluz


Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los padres tenían que ir a combatir al frente, las madres asumían la responsabilidad de cuidar y alimentar a sus hijos en soledad, lo que las obligaba a pasar largas horas fuera de casa trabajando. Esto motivaba que los niños tuviesen que ir y venir de los colegios solos y cuidar de sus hermanos pequeños. En esos días era frecuente ver cómo los pequeños llevaban colgando del cuello la llave de sus hogares. Este fenómeno recibió por primera vez el nombre de los “niños de la llave”, en un programa de la radio pública Canadiense CBC (Canadian Broadcasting Corporation). Estos niños, en función de su edad, se enfrentan a muchas dificultades en su desarrollo, desde el miedo o el sentimiento de abandono, a los peligros de las drogas o la delincuencia.

Recientemente, la Fundación Balia ha cumplido sus primeros 20 años de vida. Dos décadas desde que tres mujeres pertenecientes al mundo de la educación y la filantropía, se dieron cuenta de que en el distrito de Tetuán −el mismo distrito donde está ubicado el corazón del mundo financiero de Madrid− existía uno de los mayores focos de pobreza y marginalidad de la capital, donde de nuevo estaban los “niños de la llave”.

La fundación vio la luz en la calle de Fereluz número 44, a tan solo un par de manzanas de la Plaza de la Remonta. Su logotipo es una llave, dejando así claro a quién iba dirigido su proyecto. En este local sigue estando su sede principal, pero ahora Balia no está integrada solo por los cinco profesionales que atendían a 30 niñas y niños del distrito, ahora, 20 años después, la Fundación Balia la integran un equipo de 118 profesionales, que cuentan con el apoyo de 300 personas que, de manera voluntaria, dedican su tiempo y su ilusión a apoyar esta gran labor. Este gran equipo humano ha permitido que más de 2.500 menores, pertenecientes a 1.500 familias, participen en los programas de la fundación, que ahora también está presente en Guadalajara y Sevilla.

A lo largo de dos décadas, las necesidades de las familias que acuden a la fundación en busca de apoyo han cambiado. Balia se va adaptando a las nuevas necesidades y revisa sus programas para dar soluciones a nuevos problemas. En la actualidad, son muchas las familias que no alcanzan a satisfacer sus necesidades básicas, por el alto índice de desempleo de sus integrantes o por la precariedad laboral de muchos de ellos. La pandemia provocada por el coronavirus también ha introducido uno de los mayores cambios en la problemática de las familias. El cierre de los colegios y escuelas en los primeros meses de la expansión del virus, obligaron a muchos alumnos a continuar recibiendo sus clases por internet. Para muchas familias es normal tener una conexión de banda ancha y que todos los miembros de la familia dispongan de ordenador o tableta, pero para muchas otras las dificultades económicas convierten esta normalidad en una meta imposible de alcanzar. Muchos estudiantes pertenecientes a estas familias vieron cómo les resultaba imposible seguir asistiendo virtualmente a las clases, y en no pocos casos les supuso la pérdida del curso escolar.

Para combatir esta nueva desigualdad social, la Fundación Balia realizó un gran esfuerzo para dotar a muchos hogares de tabletas, ordenadores portátiles y tarjetas de datos, para que los estudiantes pudiesen conectarse a internet y así continuar con su escolarización, ofreciéndoles además apoyo escolar, en aquellos casos en que fue necesario.

Programas y colaboraciones

Son muchos los programas que actualmente mantiene la Fundación Balia, porque muchas son las problemáticas a las que intenta dar solución. Tiene programas destinados al apoyo escolar, a la educación en valores, a la atención emocional, al desarrollo de hábitos saludables en los jóvenes y un largo etcétera, donde no falta un programa que asegura una correcta alimentación de los niños, cuando cierran los comedores escolares en verano.

Balia también colabora con los colegios del distrito. Cuando un alumno es expulsado temporalmente de su centro escolar, la fundación le acoge y le ayuda a reflexionar sobre la actitud que provocó su expulsión, al mismo tiempo que mantiene a estos jóvenes alejados del peligro de estar solos en la calle y les permite continuar con sus estudios, porque no todos los padres disponen de tiempo y recursos para acompañar a sus hijos. 

En los meses de verano, ayuda a los padres con campamentos urbanos y durante todo el curso fomenta en su programa “CONECTA”, la relación de las personas de más edad del barrio con los más jóvenes que, por ser nativos digitales, utilizan con facilidad ordenadores y dispositivos electrónicos y ayudan y enseñan a nuestros mayores a manejarse con estos equipos, al mismo tiempo que les hacen compañía, en esas edades donde la soledad es una triste realidad.

Desde Tetuán 30 días queremos agradecer a la Fundación Balia todo el trabajo que hace en favor de los ciudadanos de nuestro distrito que más lo necesitan, animándoles a seguir con esa gran labor solidaria. Sean estas líneas nuestro pequeño homenaje.

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