EDITORIAL: La Remonta y la participación ciudadana

La participación es el mantra con el que el nuevo Gobierno municipal llegó hace algo más de un año al Ayuntamiento. Una de sus propuestas estrella, los Presupuestos Participativos, ha terminado su segunda edición en Tetuán con –de nuevo– unos resultados más bien pobres en cuanto a, precisamente, participación. ¿Acaso no interesa a los vecinos “participar” en los asuntos de sus barrios? Sinceramente, no lo creemos. Vean: cualquier tetuanero que haya transitado durante la última década por la Plaza de la Remonta habrá comprobado su lamentable estado. Quizá por ello, este espacio ha sido “agraciado” con dos de las propuestas más votadas, en el citado escrutinio participativo.

 

Ocurre, sin embargo, que hace años, otro órgano de participación, esta vez el defenestrado Consejo Territorial, había impulsado ya su reforma. Fue en 2009. Meses después, en marzo de 2010, el Pleno de Tetuán refrendaba por unanimidad una transformación integral de la plaza, que incluía hasta 21 modificaciones que partían de los propios vecinos. La crisis, la desidia de la propia Junta o el desvío presupuestario hacia otras partidas desactivó dicha reforma, dejando deteriorada y al pairo al “corazón del distrito”, como la denominó el alcalde Juan Barranco el día que la inauguró, en abril de 1987.

 

El problema, pues, no está en la participación. La solución, sin embargo, tampoco parece que esté allí. Destinar 350.000 euros −o improvisar un “concurso de ideas”, como también se acordó en los primeros Presupuestos Participativos– para volver a parchear el espacio, poniendo unos cuantos árboles y bancos, no corregirá la decadencia de una infraestructura relevante en el barrio. Ni solventará el deber de la propia Junta Municipal de impulsar y exigir una obra necesaria, dotándola de un presupuesto acorde a los trabajos que se precisan. Dentro de siete meses la Plaza de la Remonta cumplirá 30 años, y lo hará, con suerte, con un simple lavado de cara a su lamentable estado.

 

No podemos terminar sin aludir a la limpieza y a la situación del parque Rodríguez Sahagún. En cuanto a la primera, un problema general de toda la ciudad; la propia alcaldesa se mostró en su visita a Tetuán casi resignada con el estado higiénico de las calles, recordando los perversos contratos heredados, y su blindaje. Tras unos meses de limpiezas urgentes por barrios y una paternalista campaña de concienciación, al equipo municipal parecen habérsele agotado las ideas para limpiar Madrid. Y urge hacerlo.

 

En cuanto al Rodríguez Sahagún, los dos sucesos violentos de los que nos hacemos eco este mes no son más que la punta del iceberg, de una zona dejada de la mano municipal desde hace años. Cada fin de semana cientos de personas toman el parque, con unas ganas de diversión que el alcohol transforma no pocas veces en reyertas, suciedad y vidrios rotos. A la espera de que la Junta tome cartas en el asunto, los Presupuestos Participativos han vuelto a dar con una “solución” alternativa al estado de la zona: instalar una pista de running. De momento, los “obstáculos” ya están colocados.


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