EDITORIAL: Con el Ivima hemos topado

Desde hace muchos años, concretamente desde que publicáramos una entrevista con el entonces gerente del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), Juan José Franch, quien nos aseguró en grandes titulares que la remodelación de los barrios de La Ventilla y Valdeacederas era prioritaria para él y que concluiría en 1996, equivocándose tan sólo por seis años de nada, nuestras relaciones con este Organismo distan mucho de ser cordiales. Quizá al que fuera su gerente no le gustó demasiado que le recordáramos el incumplimiento de su promesa cada año que pasaba, una promesa con la que jugó con las ilusiones de muchos vecinos, que vivían en vilo y con la esperanza de poder irse a vivir a un piso nuevo y abandonar una zona que era conocida como "El Sarajevo de Tetuán". Y quizá por eso, jamás volvió a concedernos otra entrevista...


Y cuando parecía que el Ivima ya había dejado tranquilos a los residentes en estas barriadas de nuestro distrito, ahora salta la noticia de que este mismo Instituto ha vendido 3.000 viviendas a la empresa Azora y al fondo de inversiones Goldman Sachs, de las cuales 157 están localizadas en La Ventilla. Lo triste es que las familias afectadas conocieron la noticia mediante una carta que recibieron en sus domicilios, emitida por Encasa-Cibeles, empresa pantalla utilizada por Azora y Goldman Sachs para gestionar la compra; unas semanas después recibieron otra carta del Ivima, confirmándoles la venta de sus viviendas.


Ante esta nueva incompetencia del Ivima, los vecinos no han tenido más remedio que volver a movilizarse. Por desgracia, en pleno proceso de la remodelación ya tuvieron que sufrir la mala gestión de este Organismo público y ahora, cuando parecía que todo había acabado satisfactoriamente, vuelven a encontrarse manifestándose en la calle, para reclamar responsabilidades, para que les respondan a una simple pregunta: "¿Por qué las han vendido?". Y quizá algo más simple todavía: "¿Por qué no se las han vendido directamente a sus adjudicatarios?".


Con estas cuestiones en el aire, los afectados se manifestaron el pasado 15 de febrero, primero ante la Consejería de Transportes, Infraestructuras y Vivienda, situada en la calle de Maudes, en el vecino distrito de Chamberí, para luego dirigirse a la calle de la Basílica, donde el Ivima tiene su sede, ya en Tetuán. Hasta entonces había sido una marcha pacífica, pasada por agua, hasta que apareció la Policía y se dedicó a coartar la libertad de expresión utilizando el arma que tienen ellos como medio de expresión: la porra. E incluso deteniendo a una manifestante y llevándola a la comisaría de Moratalaz, para ser puesta en libertad horas después.


En todo caso, lo importante es que estos vecinos están unidos y organizados, y tienen experiencia en estas lides. Y seguro que cuentan con el apoyo de las asociaciones de la zona, que son más que necesarias en nuestro distrito. Por eso, nos alegramos de que la Asociación de Vecinos Cuatro Caminos-Tetuán tenga nueva sede y pueda seguir prestando sus impagables servicios al ciudadano.


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