Javier Bódalo, de La Ventilla a la diabólica Pedraza de ’30 monedas’

Después de trabajar en decenas de películas y series televisivas, el actor triunfa estos días con su papel en lo último de Álex de la Iglesia


Han pasado más de dos décadas desde que, con siete años, fuera “niño de la guerra” en La hora de los valientes (1998), bajo la dirección de Antonio Mercero, hasta el inquietante y profético Antonio de 30 monedas. Decenas de rodajes después, apenas si han cambiado cosas en la vida de Javier Bódalo, un tetuanero orgulloso, familiar y barrial que estos días recibe su porción del aplauso que está cosechando la espeluznante serie de Álex de la Iglesia para la HBO.

“Un día mi madre nos llevó a mis hermanos y a mí al casting para aquella película de Mercero, y yo tuve suerte”, recuerda Javier. “Con esa edad yo me lo tomaba como un juego, y si me gustaba era sobre todo porque me libraba del colegio”, añade, entre risas.

Javier vivía en La Ventilla, aunque aquel colegio estaba en el Barrio del Pilar, “dado que la opción que había en el barrio no le gustaba a mi madre”, explica. “Recuerdo que de pequeño íbamos a Los Pinos o al Sahagún, y que había que tener cuidado, porque por entonces había gente enganchada a la droga y te encontrabas jeringuillas en muchos sitios”, recuerda.

Luego vuelve al cine: “Empecé fuerte, sí, con uno de los grandes, y desde entonces casi no he parado”, asegura este vecino, que hasta los 12 años no vio claro que lo de ponerse delante de las cámaras era su vocación. Tras Mercero llegaron apariciones en series como A las once en casa, El comisario, Hospital Central o Policías, aunque su cara comenzó a ser conocida gracias a papeles como el Díez de Los Serrano o el Rana de Cuéntame; entre medias, tuvo tiempo también para hacer de Tito en la serie Pelotas o del mismísimo Alfonso XIII en El secreto de Puente Viejo.

Trabajar con Álex de la Iglesia

En 30 monedas, cuya primera temporada finalizó hace unas semanas, Javier interpreta a Antonio, el ayudante del padre Vergara que oye voces diabólicas y que, cual la Casandra del mito, anticipa un futuro aterrador en la hasta entonces tranquila Pedraza. “Es un personaje marginado, al que nadie tiene en cuenta. No tuvo suerte de niño, y vive desde hace 15 años en una cueva, ayudado por algunos vecinos”.

“Es uno de los papeles que más he disfrutado. Da gusto trabajar con gente como Álex de la Iglesia, que sabe lo que quiere, y que desde el principio tenía toda la serie en la cabeza”, añade. Sobre cómo se desarrollará la esperada segunda temporada, no obstante, no suelta prenda. “No sé nada. Estamos esperando que él nos cuente”.

A sus apenas 30 años, Bódalo puede decir que ya ha trabajado con directores de la talla de Guillermo del Toro (El espinazo del diablo, 2001) o Jean-Jacques Annaud (Su majestad Minor, 2007), además de con los españoles José Corbacho, Javier Ruiz Caldera o José Luis Cuerda. Todo ello, sin contar una docena de cortos o experimentos como Vidas callejeras, una web serie ideada por él y grabada con móvil, que surgió de su afición al cine quinqui y la música de Los Chichos.

Aunque recientemente se ha mudado a Atocha con su novia, el actor ha vivido siempre en La Ventilla, a donde vuelve a menudo para visitar a sus padres, quedar con los amigos en “clásicos” como La Cueta o El Toledano o, simplemente, para recorrer estas calles. “Me gusta mucho conducir, me libera, y siempre que puedo vengo a dar vueltas por el barrio”.

Un barrio y una familia que han resultado claves para no perder la perspectiva. “Nunca me han tratado de manera distinta por ser actor, ni a mí me habría gustado. Soy sencillo y el trabajo no se me ha subido a la cabeza, que es algo que pasa a muchos y que yo, particularmente, odio”.

Pese a los muchos títulos que suma tanto en la gran pantalla como en la pequeña, Javier reconoce su debilidad por el teatro, en el que se inició con una adaptación del Lazarillo de Tormes. “El teatro me motiva, sentir la energía del público, notar su reacción. Por eso no es lo mismo actuar con un límite de aforo que al 100%”, lamenta el actor, que en unas semanas subirá a las tablas del Teatro Español con la obra Levante, de Carmen Losa. Un acelerón más a una carrera casi sin freno desde 1998.

Fotos: Manolo Pavón (HBO).



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