ÉXITO DE PARTICIPACIÓN EN LA PRIMERA CARRERA POPULAR DE TETUÁN

Más de 1.000 atletas, de distintas categorías, disputaron la prueba

La noche anterior a la celebración de esta primera edición de la Carrera Popular de Tetuán –organizada por la Junta Municipal y la Agrupación Deportiva Marathón– había sido muy tormentosa y con mucha lluvia, lo cual hacía presagiar una prueba pasada por agua. Pero sabía que tenía que correrla como fuera: era en mi distrito de toda la vida, y además era el medio de comunicación que patrocinaba la carrera. Para mi sorpresa, la mañana amaneció grisácea, pero sin rastro de lluvia. Después de desayunar, hidratarme y colocarme el atuendo de atleta, con mi dorsal en el pecho, bajé hasta la calle del Marqués de Viana, lugar de la salida. En el ambiente empezaba a notarse que el comienzo de la prueba se acercaba: personas estirando sus músculos, trotando, colocándose el chip en los cordones de las zapatillas… Todo estaba listo para empezar. CORRIENDO EN CASA A las 10 en punto, la concejal-presidenta de Tetuán, Paloma García Romero, daba el pistoletazo de salida. Más de 700 atletas afrontábamos un recorrido de 10 kilómetros hasta llegar a la meta situada en la Plaza de la Remonta. El trazado empezaba llano, y hasta con alguna bajada por Francos Rodríguez, Bravo Murillo o la avenida de la Reina Victoria. Y algunos de los comentarios entre los corredores eran frases como “reserva fuerzas que luego viene una buena cuesta”, “mantén el ritmo, que luego el final es duro”, “mira, ahí va corriendo ‘Tetuán 30 días’, el periódico del distrito”… Poco a poco, los kilómetros se iban sucediendo, hasta llegar al paseo de la Dirección donde estaba situado el avituallamiento: todo el mundo cogió su botella de agua para no deshidratarse. Entonces fue cuando enfilamos la temida subida desde Sinesio Delgado hasta el paseo de la Castellana, casi dos kilómetros de “pared”. Menos mal que, para quienes entrenamos por el distrito, el conocimiento del terreno ayudó lo suyo a pasar este tramo, donde más se apreció la solidaridad y el compañerismo que hay entre los atletas: “Vamos, vamos, que podemos”, “sigue mi ritmo, que yo te subo la cuesta”, “a por ella”. Ya en La Castellana, la meta se olía. Quedaba el último esfuerzo. La Plaza de Castilla, Bravo Murillo y, por fin, la Plaza de la Remonta, llena de público aplaudiendo el esfuerzo de los participantes. Crucé el arco de llegada, satisfecho, junto a mis compañeros de carrera. Objetivo cumplido. En la meta, una perfecta organización nos proveía a los sudados atletas con agua, plátanos, bebidas isotónicas, barritas energéticas y una camiseta de recuerdo. Cuando la mayoría de participantes se la pusieron, la plaza se llenó con el logotipo de “Tetuán 30 días”: fue un momento emocionante. Tras la entrega de trofeos y la disputa de la carrera en el resto de categorías, se puso el punto final a esta primera edición. Repetiré el año que viene, seguro, igual que muchos corredores que nos sentimos “en casa”. TETUÁN 30 DÍAS

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