La vida en Tetuán, interrumpida e impulsada por el Covid-19

Crónica desde el barrio de las tres últimas semanas de pandemia

Llevábamos tiempo oyendo sobre la llegada del virus que masacraba China, pero el primer encontronazo con la realidad llegó el lunes 9 de marzo, cuando la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, anunció que dos días después se cerrarían los colegios, mientras el ministro de Sanidad, Salvador Illa hablaba del cambio de escenario a “contención reforzada”. Tras estos fueron cayendo los centros culturales, bibliotecas, teatros, restaurantes y, en definitiva, cualquier comercio no esencial en la lucha contra el Covid-19. Los acontecimientos se sucedían, llegaba el miedo, las compras compulsivas, el estado de alarma, el confinamiento más estricto… en apenas dos semanas, Tetuán dejó de ser el barrio de siempre.

Lo que no cambió fue su instinto de supervivencia, ni su solidaridad. Raudos, los voluntarios se fueron organizando en grupos de cuidados como en Bellas Vistas, para auxiliar a los más vulnerables, y surgieron iniciativas personales como la de Nacho o la de Mario, que comenzó a fabricar mascarillas para voluntarios.

Desde el comercio de barrio también se quiso ayudar con comidas solidarias y donaciones. En la retaguardia, los vecinos se dispusieron a fabricar material para los héroes de los hospitales, y al caer la tarde salían al balcón para homenajearles a ellos y también a los titanes de los supermercados, servicios de limpieza, Fuerzas de Seguridad… Los colegios se adaptaban para dar clases a distancia y la prensa local ahondaba en su labor de servicio público, tratando de difundir cualquier información útil para el vecindario.

Poco a poco, llegaron las primeras noticias de muertes. Se nos fue Alicia, ‘Chato’ Galante y otros. Pasarán semanas hasta que vayamos conociendo cuántos y quiénes, pero no los olvidaremos.

Por supuesto, también se conocieron episodios bochornosos, y el distrito no ha logrado zafarse de protagonizar algunas noticias de irresponsables e insolidarios, que pensaban que la emergencia no iba con ellos. Una minoría, pero lacerante para un barrio que ha comprendido en general la gravedad de la situación.

Este barrio que ahora vemos interrumpido desde los balcones o camino de la compra, solitario como nunca, pero que se volverá a llenar de gente y de vida, no lo duden. Tetuán –Madrid, toda España– saldrá de esta. Esa noticia se la vamos a contar seguro, vecinos.