La Fundación Balia cumple su mayoría de edad en el distrito

Atiende a más de 5.500 personas cada año

En septiembre de 2001, tres mujeres madrileñas se unieron para crear una institución que ayudase a los menores en riesgo de exclusión social a través de la educación. Nacía la Fundación Balia, que recibe ese nombre del sánscrito, lengua indoeuropea origen de todas las lenguas y que significa “desarrollo de la infancia”. En la calle de Fereluz, 44, cerca del cruce entre Capitán Blanco Argibay y Muller, está la ‘Casa Madre’ de Balia. Y allí ha sido donde nos ha recibido su directora general, Teresa Rodríguez Hervás, que además es una de las tres cofundadoras de la fundación.


“Las tres teníamos claro que el eje central de nuestro proyecto tenía que ser la educación, porque es algo que deja huella y que nadie nos puede arrebatar. Es lo mejor que podíamos ofrecerles a estos menores en riesgo de exclusión, aumentar sus oportunidades a través de una educación extraescolar de calidad”. Para Teresa Rodríguez, “aunque las cifras macroeconómicas muestren en algunos ámbitos recuperación de la crisis, lo cierto es que las familias que vienen a Balia siguen estando igual o peor que durante la crisis. Seguimos siendo el tercer país en pobreza infantil de la UE, con un 40% de pobreza anclada”, asegura.

MÉTODO EDUCATIVO BALIA

La Fundación Balia tiene su propio método educativo (MEB), que se enfoca en la educación emocional, en valores y en fomentar el éxito escolar. Lo explica la directora general: “Cuando un niño proviene de un ambiente socioeconómico vulnerable, suele convivir en un entorno familiar que no le puede ofrecer todo el apoyo que necesita. Nosotros les ofrecemos un espacio de aprendizaje y convivencia, donde pueden desarrollar todas sus habilidades. Además, les ofrecemos acompañamiento y les abrimos nuevos horizontes a través de los juegos, los talleres, las relaciones y también de las nuevas tecnologías. En definitiva, experiencias de aprendizaje”.


La fundación comenzó con cinco adultas y 30 niños y niñas, y ahora atiende a más de 5.500 personas al año, gracias a un equipo formado por más de 100 personas contratadas, más de 350 voluntarios y unas 80 personas haciendo prácticas.


“En Balia queremos cambiar la vida de la gente para mejor, pero lo más importante es que son ellos mismos los que realizan esa transformación. Son personas con mucho potencial. Cuando te esfuerzas y te comprometes, eso tiene una gran recompensa”, comenta.


Aunque la fundación comenzó en Tetuán, en este momento ofrece también sus servicios en el distrito de Latina, en la provincia de Guadalajara y en Sevilla. En nuestro distrito participa en la Mesa de Exclusión y en distintos colegios e institutos. Sus actividades se dirigen a tres sectores diferentes: infancia (niños de 3 a 12 años), juventud (adolescentes de 13 a 18 años), y Balia Lab Social. Sus actividades van desde refuerzo escolar, informática, manualidades y cocina, hasta excursiones, baile y baloncesto, como alternativas de ocio saludable.


Balia es un proyecto que está vivo, sin ánimo de lucro, aconfesional y sin filiación política, que responde a las necesidades reales y del que cualquier interesado puede ser parte. Se puede colaborar pagando una cuota de 10 euros mensuales y conocer los programas que imparten con tus propios ojos o echar una mano como voluntario. Hay pequeños esfuerzos que obtienen una recompensa inconmensurable.

Laura Conde


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