Los magos de toda la región se reúnen en Tetuán

Del Círculo Mágico de Madrid ha salido el ganador del Campeonato mundial

¿Tiene un conocido que se pasa las comidas y reuniones con una baraja de cartas entre las manos? No hay duda, se trata de un mago; y en concreto, un mago español, la admiración mundial en cartomagia. En efecto, ésa es una pista para reconocer a un mago y lo primero que llama la atención cuando se comparte un rato con ellos.


La magia atrae muchos más adeptos de lo que parece. En Estados Unidos, donde es la tercera afición entre los jóvenes, existe una Academia de las Artes Mágicas que enseña a sus alumnos entre los muros de un castillo (“The magic castle”) y en la capital hay hasta tres asociaciones de ilusionismo. Una de ellas es el Círculo Mágico de Madrid, fundado en los años 40 y desde hace cinco vecino del distrito (Pinos Alta, 87). En su fachada no encontrarán un letrero ni cualquier otro distintivo que llame la atención (la entrada es una puerta de garaje): a los magos les gusta jugar al despiste. A pesar del halo de misterio que rodea este pequeño gran mundo, cinco minutos de conversación bastan para darse cuenta de que se trata de gente muy normal: hombres, en su inmensa mayoría, de todas las edades y condiciones, y algunos de ellos con historiales académicos brillantes y puestos de mucha responsabilidad. No en vano, es una afición compleja “que requiere leer, estudiar e investigar mucho”, como aclara Felipe Otero, su presidente.

El mejor mago del mundo

Cerca de 300 socios están inscritos en el Círculo Mágico de Madrid, que pertenece a la Sociedad Española de Ilusionismo (SEI), al igual que otros 40 círculos de todo el país.


La sede cuenta con varias salas, una de ellas dedicada a Alfredo Florensa, reconocido cartomago, y otra a Arturo de Ascanio, quien dio un giro en la concepción psicológica de la magia y en cuya memoria se celebra un concurso de magia de cerca. De las paredes cuelgan carteles del antiguo Circo Price y fotos de los presidentes que han pasado por la asociación (Antonio Romero, Frackson, los propios Florensa y Ascanio…), algunos muy televisivos, como Pepe Carrol o Juan Tamariz. Pero lo que se lleva las miradas de todos los visitantes es el premio FISM, otorgado por la Federación Internacional de Sociedades Mágicas al mejor mago del mundo y que este año se ha llevado Héctor Mancha, miembro del Círculo Mágico de Madrid y el primer español que lo consigue en tres décadas.


Los lunes por la tarde, sobre los tapetes verdes, los socios (que hacen sus pinitos en salas como el Teatro Encantado, La grada mágica o La cripta mágica) comparten curiosidades, baraja en mano, y muestran sus juegos y trucos a los avezados compañeros. Algunos no superan los 17 años y para estar ahí han debido pasar una prueba: “Esto no es una escuela”, recuerda el presidente, a quien le examinó el mismísimo Ascanio.


A las ocho de la tarde, los corros formados alrededor de las mesas se diluyen para dirigirse a una sala con gradas a modo de pequeño teatro, reservada para los socios. Hoy la charla corre a cargo del gran Howard Hamburg, que hablará sobre sus ideas de presentación y estructura de un espectáculo y dará a conocer el material que le valió el premio de Conferenciante del Año de la Academia de las Artes Mágicas. Pero eso sucede detrás de las cortinas negras…

Cristina Sánchez



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