Ya lo dijo el escritor Francisco de Quevedo y Villegas allá por el siglo XVII, en uno de sus poemas satíricos: “Poderoso caballero es Don Dinero”. Y qué razón tenía, porque dicen que el dinero no da la felicidad, pero sin duda ayuda, y mucho.
Y si no que se lo digan a quien ha comprado un ático de 195 metros cuadrados en pleno paseo de la Dirección, donde se va a construir el proyecto Skyline, dos torres de lujo de 25 plantas, con 330 viviendas en cada una de ellas. Lo sorprendente de la operación es que se ha vendido a 3.500 euros/metro cuadrado, superando el precio del distrito más caro por metro cuadrado que hay en Madrid, el barrio de Salamanca.
Esta noticia no tendría nada de reseñable, sino fuese porque este lujo se va a hacer realidad –se espera que esté todo acabado en 2022− a la sombra de una de las zonas más dejadas de la mano de los políticos que hay en Tetuán, donde sus habitantes viven mayoritariamente en casas bajas, sufriendo el deterioro de su entorno: aceras, problemas de integración social, falta de equipamientos… Un contraste que es todo un contrapunto en cuanto a maneras de vivir, nivel cultural, económico, trabajos… cuya frontera siempre la establece el dinero, ese poderoso caballero para algunos y cuya carencia o escasez para otros, la mayoría de quienes viven en esa zona, les hace sobrevivir día a día.
En cualquier caso, lo importante es que la reforma del paseo de la Dirección ponga ya el punto final y que, aunque sea un entorno con tamañas diferencias entre quienes vivan en ese Skyline y quienes sigan subsistiendo diariamente, la zona y los vecinos ganen en paz y tranquilidad, de una vez por todas.
Y hablando de dinero, nos da que pensar que cuando no lo hay de por medio la calidad de lo que se lleva a cabo se resiente. Es lo que ha ocurrido con la organización de la XII Carrera Popular de Tetuán, cuya inscripción gratuita ha provocado que los servicios que se han ofrecido a los atletas participantes hayan dejado mucho que desear: no hubo arco de salida profesional, no hubo señalización de cada uno de los 10 kilómetros, el avituallamiento a mitad de carrera se dejó en el suelo, sin nadie repartiendo las botellas de agua, los coches y camiones circularon durante la prueba en el mismo sentido y en el contrario a los atletas, hubo colas para recoger el dorsal y la camiseta… En fin, que ya que teníamos una carrera popular en nuestro distrito, que se iba consolidando en el calendario de pruebas que se organizan cada fin de semana, se ha retrocedido bastante con estos dos últimos años de mala organización; sólo esperamos que la carrera se siga celebrando y que la XIII edición remonte el vuelo y empiece a ir otra vez de menos a más, aunque haya que pagar una inscripción simbólica en los 10 kilómetros.
Tampoco parece que haya dinero, ni tiempo por parte del Ayuntamiento, para limpiar uno de nuestros parques, el de La Ventilla; menos mal que los propios vecinos se han organizado para cambiar esta imagen de suciedad y han sustituido al ‘poderoso caballero’ por la voluntad y el altruismo. Y es que no todo se hace por dinero, afortunadamente.
Deje un comentario